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ÍNDICE TEMÁTICO 
62
História, criatividade e resistência
ano XXXI - Junho 2019
165 páginas
capa: Tunga. Lezart (detalhe)
  
 

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Resumo
O artigo propõe algumas reflexões para pensar o mal-estar contemporâneo a partir dos aportes da psicanálise argentina. Na primeira parte, define histórica e conceitualmente a especificidade da psicanálise contemporânea. Depois comenta três características destacadas na abordagem?– teórica e clínica?– da incidência do processo histórico-social no campo analítico. Na segunda parte, esboça uma genealogia do movimento psicanalítico argentino?– desde os pioneiros até a atualidade?– priorizando a sua corrente instituinte, engajada, progressista, ligada a certa tradição da esquerda freudiana.


Palavras-chave
psicanálise argentina; pioneiros; matriz pluralista; modelo terciário; revista Zona Erógena.


Autor(es)
Fernando Urribarri
é psicanalista, membro da Associação Psicanalítica (APA), na qual dirige o Seminário de Pesquisa André Green. Em 2005, codirigiu o Colleque International de Cérisy à obra de Green, cujas atas foram publicadas pela PUF. É fundador da revista Zona Erógena (Buenos Aires), e autor de Entretiens avex André Green. La psychanalyse chemin faisant (Ithaque).


Notas

1.F. Urribarri, "El poslacanismo. El psicoanálisis contemporáneo"; "La representación en el encuadre contemporáneo"; "El trabajo psíquico del analista. Los tres modelos de contra-transferencia". El lector interesado puede consultar "Que es un psicoanalista contemporáneo?".

2.Los modelos, como los paradigmas de Kuhn, son un mixto de conocimiento científico y de discurso (o ideología) instituido. Debe diferenciarse entre las obras de los grandes autores (complejas, heterogeneas, abiertas) que inspiran dichos modelos, y los recortes, homogeneizaciones y la estandarización que su institucionalización implica.

3.Para una visión más amplia ver F. Urribarri, "Despues de Lacan", Percurso, n. 60.

4.Garma y Rascosky realizan desde temprano aportes originales.

5.Arminda Aberastury y Betty Garma introducen las ideas de Anna Freud y sobretodo de Melanie Klein, a las que desarrollan de modo personal.

6.J. L. Borges, "El escritor argentino y la tradición", p. 87.

7.J. Bleger, "Psicoanálisis del encuadre analítico"(1967) en Simbiosis y ambiguedad (Paidos).

8.Los libros "Cuestionamos" (volumen 1 y 2) compilados por Marie Langer representan esta línea de pensamiento.

9.El grupo kleiniano optará por salir de apa y fundar apdeba.

10.    Ver F. Urribarri, "El poslacanismo. El psicoanálisis argentino contemporáneo", Zona Erógena, n. 49.

11.    Introducción al volumen colectivo Lo grupal (1983).

12.    J. Jinkis, Revista Contorno, p. 8.



Referências bibliográficas

Urribarri F. (2001). El poslacanismo. El psicoanálisis contemporáneo, Zona Erógena, n. 49.

____. (2005). La representación en el encuadre contemporáneo. In Autour l'ouvre d'André Green. Paris: puf.

____. (2007). El trabajo psiquico del analista. Los tres modelos de contra-transferencia. In A. Green (ed.). Resonance on suffering. London: Routledge.

____. (2017). Que es un psicoanalista contemporáneo?, Revista Brasileira de Psicánalise.

____. (2018). Despues de Lacan: el retorno a la clínica, Percurso, n. 60.





Abstract
This paper proposes some reflexions on the contemporary malaise based on the ideas developed by the Argentinian psychoanalysis. In the first part it is proposed an historical and conceptual definition of contemporary psychoanalysis. It is followed by a general commentary on some?– theoretical and clinical?– elaborations on the incidence of the social processes within the analytic field. In the second part is proposed a genealogical approach of the Argentinian psychoanalytic movement, prioritizing its more innovative, engaged and progressive current.


Keywords
Argentinian psychoanalysis; pioneers; pluralistic matrix; tertiary model; magazine Zona Erógena.

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 TEXTO

Contribuciones al psicoanálisis del malestar contemporáneo. Aportes a una genealogía del psicoanálisis argentino

Contributions to a psychoalnalysis of contemporary malaise. Elements towards a genealogy of Argentinian psychoanalysis
Fernando Urribarri

1. Raíces y devenires: historizar, futurizar

Me siento muy honrado y muy feliz de estar invitado a conmemorar el 30o aniversario de esta gran revista que es Percurso. Tuve la suerte de conocerla desde el primer número: un amigo me lo regaló en 1989 cuando yo mismo acababa de fundar en Buenos Aires una revista, Zona Erógena. Al leer Percurso reconocí inmediatamente, entre ambas publicaciones, la similitud de su principios: freudianos, anti-dogmáticos, pluralistas, políticamente comprometidos. A aquel sentimiento inicial de fraternidad hoy se suman los de admiración y gratitud.

El titulo de este encuentro, "raíces y devenires", lo entiendo como una invitación a pensar el presente como historia. Es decir como temporalidad compleja, resultado de un acontecer y condición del porvenir, abierta al trabajo de la memoria como fundamento de una identidad, de un proyecto, de una praxis transformadora. Lo entiendo como invitación a reconocer, elucidar y asumir los desafíos actuales del psicoanálisis, que provienen simultáneamente de procesos histórico-sociales y de la evolución de nuestra disciplina. Historizar el legado freudiano para actualizarlo es uno de los "motores epistemológicos" que impulsa el proyecto del psicoanálisis contemporáneo de un nuevo paradigma para superar los impasses de las Escuelas post-freudianas?- que son una de las fuentes principales de la crisis de nuestra disciplina.

Como dijo André Green, esperemos que los analistas tengamos lo que esperamos que tengan nuestros pacientes: un deseo de cambio. Es en este sentido que quisiera responder al pedido de que me refiera a los aportes del movimiento psicoanalítico argentino a la luz del malestar actual. Para ello voy a seleccionar del mismo sus posibles aportes al proyecto colectivo de construcción de un paradigma contemporáneo, especialmente en dos dimensiones:

Por un lado a la investigación de la especificidad del malestar contemporáneo a partir de un modelo complejo de las intersecciones entre lo individual y lo social (o más precisamente entre los modos de producción social de subjetividad y el funcionamiento psíquico) que establece la relación necesaria, a la vez inseparables e irreductibles, entre causalidad psíquica y causalidad historico-social, definidas cada una por una conflictividad especifica. En esta línea encontramos los desarrollos que van desde Pichón Rivière hasta Silvia Bleichmar.

Este aporte es importante hoy para evitar el reduccionismo "ipesita" (kleiniano y "anna-freudiano") que tiende a ignorar la co-determinación social del sujeto. Así como para superar el reduccionismo lacaniano que (tras extrapolar al campo psi nociones de otras disciplinas) proyecta sus categorías (imaginario, simbólico, real) al campo social sin dar cuenta de la especificidad?- la heterogeneidad radical?- de ambos campos.

Por otro lado las elaboraciones de teoría de la clínica y los desarrollos de herramientas técnicas que?- además de derivar del punto anterior una escucha atenta a la co-determinación social del sufrimiento psíquico?- aportan a la construcción de un pensamiento clínico contemporáneo. Especialmente a la construcción de un "modelo terciario": que no se reduce a la relación transferencia?- contra-transferencia, sino que la "contextualiza" introduciendo las nociones de encuadre y de campo dinámico. Nociones inaugurales de una perspectiva "terciaria" del proceso analítico al incluir y articular la relación de lo intra-psiquico con lo inter-subjetivo y lo tran-subjetivo. Comprensión del proceso que profundiza su "historicidad" (su heterocronía) al definirlo como "espiral dialéctica", en la que el "aqui-ahora-conmigo" debe conjugarse siempre con el "en otros lugares?- en otros tiempos?- con otros". Una linea que va desde J. Bleger y los Baranger hasta R. Paz y Luis Hornstein.

En que sentido es contemporáneo el "psicoanálisis contemporáneo"?

Sabemos desde Foucault que el trabajo genealógico?- situado desde el presente y sus conflictos?- es a la vez epistemológico y político. Habiendo dicho que voy a abordar el movimiento argentino en relación al psicoanálisis contemporáneo me parece necesario precisar lo que entiendo con ese término?- que suele reducirse a un mero adjetivo. Desde hace años trabajo en la genealogía del psicoanálisis contemporáneo como categoría a la vez histórica y epistemológica articulando la "historia externa" y la "historia interna" de nuestra disciplina[i].

Desde el punto de vista de la evolución "interna" del psicoanálisis he desarrollado la indicación de André Green según la cual es posible distinguir tres periodos a los que corresponden tres modelos[ii] teórico-clínicos: freudiano (1900-1939 de la "Interpretación de los a sueños" a la muerte de Freud), post-freudianos (1939-1975 del apogeo a la decadencia de las Escuelas) y contemporáneo (1975 a hoy?- a partir de la primera constelación de obras que superan el marco teórico de las Escuelas, como por ejemplo las de Laplanche, Pontalis, Green, Aulagnier).

Desde el punto de vista de la "historia externa" he propuesto una doble periodización del campo freudiano y el campo social. Desde este punto de vista el surgimiento del psicoanálisis contemporáneo puede verse como co-determinado por la emergencia de una nueva etapa histórico-social: "el capitalismo tardío" (E. Mandel, Negri & Hardt) correspondiente a la globalización neoliberal - iniciada en la década de 1970. La post-modernidad es su "lógica cultural" (F. Jameson) a la que incumben nuevas formas de malestar y de sufrimiento psíquico. La globalización debilita las fronteras nacionales tanto como las psíquicas. Los procesos de individuación son afectados por una "crisis del proceso identificatorio" (Castoriadis) que ponen en jaque el narcisismo (S. Lash). Los modos de producción de subjetividad están caracterizados por procesos paradójicos de des-subjetivación (Deleuze & Guattari, Agamben) que atacan la capacidad de simbolización. Por eso el trabajo analítico ya no es sobre la representación sino "hacia" la representación. En la sociedad del espectáculo es más fácil imaginar el fin del planeta que el final del capitalismo. Correlativamente vemos en los estados límite que es más fácil desinvestir la propia vida psíquica que terminar con los espejismos y exigencias del "Yo ideal". Las figuras paradigmáticas del malestar contemporáneo ya no son las histéricas sino las anorexias.

Como escribe Jean Laplanche, "situación analítica y situación del psicoanálisis son inseparables" (1984). Este cambio social es consubstancial al psicoanálisis contemporáneo en cuya clínica predominan los estados límites (para los cuales no tienen respuestas ni la teoría freudiana centrada en la neurosis, ni las pos-freudianas centradas en las psicosis). La "locura privada" es la expresión subjetiva de la "privatización de la vida social" (Castoriadis, 1993), de los violentos procesos materiales y simbólicos, económicos y afectivos, que (des)estructuran la globalización. El estudio de (y en) los límites de lo analizable no sólo extiende el campo clínico y renueva el método analítico (para tratar sujetos antes juzgados innanalizables) sino que constituye una cartografía del malestar contemporáneo.

Así como se dice que cada analista lleva consigo su propia "metapsicología portatil", o su "diccionario contra-transferencial", cada uno construye sus mapas dinámicos de los modos de producción de subjetividad, de las líneas de fuerza y las intersecciones de lo psíquico y lo social. Esta cartografía es una herramienta clave del pensamiento clínico contemporáneo que nos ayuda a escuchar la incidencia de lo colectivo en lo individual. Creo que una de las tareas pendientes que tenemos es la sistematización de los inmensos recursos que contienen nuestras cartografías personales en una matriz común, a la vez teórica y técnica. En todo caso esta dimensión a la vez clínica y política del psicoanálisis ha sido más explicita y desarrollada en Sudamérica que en Europa y Estados Unidos. Observación que me da pie para pasar a ocuparme del psicoanálisis argentino.

 

Buenos Aires, una capital sudamericana

En contraste con estos tiempos sombríos quisiera proponerles el ejercicio de un cierto optimismo, moderado pero?- espero?- justificado. Me refiero a reconocer la potencia, a subrayar las fortalezas, del psicoanálisis sudamericano, que surgen de nuestra particularidad histórica y cultural. Quisiera destacar tres características, de especial importancia en la actualidad.

En su "Breve historia del neoliberalismo" David Harvey señala que este se implementa por primera vez mediante los golpes de estado de Chile (1973) y Argentina (1976). No voy a trazar los avatares continentales que se sucedieron hasta hoy pero creo que podemos estar fácilmente de acuerdo si digo que los sudamericanos tenemos una gran experiencia colectiva en sobrevivir y superar las crisis cíclicas del capitalismo periférico, bastante más violentas que las de los centros del poder mundial (al menos desde 1945) que recién hace unos pocos años se enfrentan al predominio del estado de excepción sobre el estado de derecho. Contra la tendencia profesionalista, purista, que hace de la "neutralidad analítica" una ideología, nuestra tradición Sudamericana contiene una corriente de psicoanálisis comprometido.

Por otra parte ya que hablo de Argentina permítanme recordar a Borges cuando afirma que en nuestro país no existen ciudadanos?- miembros de una sociedad civil estructurada por instituciones consistentes que definen sus identidades "verticalmente"?- sino tan sólo individuos?- que se definen por sus vínculos personales, sus lazos horizontales. No se trata de un lamento sino de una constatación que da pie a la idea borgeana de que "la amistad es la pasión que salva a los argentinos". (Yo agrego: a los sudamericanos). La distancia entre identidad pública y privada es notoriamente mayor entre los ciudadanos (europeos o norteamericanos) que entre las personas de nuestra cultura. La capacidad para crear intimidad, la apertura para la afectividad y la alteridad del otro, es parte de nuestra apasionada y salvadora cultura de la amistad. Es también un poderoso recurso del que los analistas sudamericanos disponemos para el trabajo clínico actual?- que requiere crear intimidad con sujetos que han perdido la intimidad consigo mismos. Digo que somos especialistas del establecimiento y del manejo de la amistad de transferencia.

Por ultimo, aunque no menos importante, los sudamericanos tenemos en Borges y en el movimiento antropófagico (entre otros), ejemplos de la fecundidad de la matriz híbrida ("Culturas híbridas", N. García Canclini) que transforma múltiples fuentes e influencias para crear un estilo original en el que se conjugan tradición e innovación. Ejemplos de un espíritu intelectual que - como veremos en la fundación del psicoanálisis argentino - combina lo local y lo global, y es particularmente fecundo para la construcción de una matriz psicoanalítica contemporánea (pluralista, heterogénea y compleja).

Al respecto me parece que a los sudamericanos se nos presenta una oportunidad histórica. Como ustedes saben yo he frecuentado y participado del medio psicoanalítico parisino durante más de veinte años. La experiencia de "insider/outsider" (de relación con Laplanche, con McDougall, con Pontalis, con Kristeva, de investigación y amistad con Castoriadis, de intimidad y colaboración con Green, etc.) me ha permitido asistir al apogeo y al actual declive del psicoanálisis francés. Lo que quisiera transmitir es que esta decadencia actual no se debe a la muerte reciente de sus principales figuras sino a la fragmentación del movimiento poslacaniano, a la disolusión del espacio común (a la vez vincular e intelectual) que animaron desde mediados de los años 60, y en el que apoyaron sus obras. Es un proceso iniciado a mediados de los años 90 como consecuencia de la consagración (nacional e internacional) de los principales autores[iii]: se distancian entre ellos, sus discípulos establecen pequeñas capillas cerradas en torno a cada autor, y desarrollan una apasionada ignorancia del pensamiento de los otros. (Así es como los Botella escriben sobre figurabilidad sin citar a Piera Aulagnier, S. Mijolla y los seguidores de Piera "se divorcian" de Castoriadis, y Jacques André aborda los casos límite casi ignorando las ideas de Green, etc.). Al hacerlo se ha destruido la red transversal, de colaboración y rivalidad fecunda, en el que todos aquellos autores construyeron su pensamiento en diálogo. Las nuevas generaciones ya no cuentan con ella.

Por el contrario en Sudamerica estamos acostumbrados y felices de dialogar con distintos autores y de poner sus obras en relación. Tenemos la oportunidad (y la responsabilidad!) de continuar el extraordinario legado pluralista de aquellos grandes autores con los que hemos trabajado tan intensamente durante décadas produciendo diversas síntesis y desarrollos originales. Todo esto está presente cuando Roudinesco sostiene que los analistas sudamericanos son clínicamente más avanzados que los europeos. En fin: que los pesimistas me disculpen pero siento que el futuro del psicoanálisis es sudamericano. Y que el eje Buenos Aires?- San Pablo es clave.

 

2. Genealogía del psicoanalisis argentino instituyente

Llamamos genealogía al acoplamiento de los conocimientos eruditos y de las memorias locales que permiten la constitución de un saber histórico de la lucha y la utilización de ese saber en las tácticas actuales

Foucault, conferencia del 7 de enero de 1976.

No voy a intentar la tarea imposible de sintetizar la historia del psicoanálisis argentino. Sino la tarea, un poco menos imposible, de esbozar algunos elementos para una genealogía del movimiento instituyente que ha impulsado sus aspectos más originales e innovadores.

Los pioneros: un psicoanálisis comprometido

Comencemos por el principio. Destacando tres características específicas del origen del psicoanalisis en el Rio de la Plata. La primera es que la funda un grupo de amigos (que incluyen un par de hermanos y dos parejas) en los que se destacan Arnaldo Raskovsky y Enrique Pichón Rivière, y a los que se sumaran tres analistas ya formados en Europa, que escapan del fascismo: Angel Garma (republicano español, formado en Berlin), Marie Langer (comunista, formada en Viena) y Celes Carcamo (catolico, formado en París). Desde la fundación en 1942 de la apa se destaca?- según Roudinesco?- que "en lugar de reproducir las jerarquías de las sociedades europeas y norteamericanas, en las que domina la relación maestro/discípulo, los pioneros argentinos crean una República de iguales. Concretamente nunca hubo jerarquías entre los europeos y los porteños. Así a una franca posición anti-fascista e internacionalista frente a la situación política mundial se articula un ideal grupal igualitario, que convergen en un apasionado investimiento del proyecto psicoanalítico.

La segunda característica es la elaboración colectiva de una matriz de pensamiento pluralista que promueve un movimiento analítico freudiano, heterodoxo, cosmopolita, abierto, notablemente creativo y comprometido, que extiende el campo clínico más allá de la neurosis y se interesa por (y participa en) el campo social. En sus primeros números la Revista de Psicoanálisis (1943) publica artículos freudianos sobre los sueños (Grama), acerca de los mitos latinoamericanos (Cárcamo), traducciones de Melanie Klein (uk), de Alexander (usa), etc. Más notable aún: la psicosomática[iv], el psicoanálisis con niños[v] y con psicóticos son reconocidos en pie de igualdad con el tratamiento de adultos neuróticos, legitimados e incluidos como parte de la formación (algo que ni siquiera hoy ocurre en Europa). Por último destaquemos el trabajo de Pichón Rivière con grupos terapéuticos en el hospital psiquiátrico?- en el que impulsará tanto un abordaje técnico innovador como una transformación institucional democrática, anti-represiva, que otorga una inédita libertad?- de palabra y de acción?- a los pacientes. Esta experiencia será decisiva para este autor en la creación de una original psicología social.

La tercera característica?- de la que algo ya mencionamos - corresponde a la inscripción en el contexto cultural porteño de los años 30 y 40. Cabe destacar su relación con las corrientes intelectuales y artísticas modernas que buscan construir una identidad a la vez sudamericana y cosmopolita para definir su estilo y orientar su producción. Nuevamente se halla un ejemplo paradigmático en la hoy clásica conferencia de Jorge Luis Borges "El escritor argentino y la tradición", pronunciada en 1932 en la misma institución en la que Rascovsky y Pichón Riviere dictan un curso de introducción al psicoanálisis pocos años después. La notable coincidencia no es sólo de lugar sino de perspectivas. En esta conferencia el poeta, en ruptura con la estética nacionalista, influida por el neo-barroco español, de su juventud, formula la posición intelectual cosmopolita que definirá su obra consagratoria, inaugurada con el libro Ficciones (1944, dos años después de la fundación de la apa). Polemizando con el conservadurismo "localista" el autor de El Aleph se formula una pregunta y da una respuesta que bien podrían haber suscrito los pioneros. Vale la pena citarlo: "¿Cual es la tradición argentina? Creo que nuestra tradición es toda la cultura occidental, y creo también que tenemos derecho a esta tradición, mayor que el que pueden tener los habitantes de una u otra nación occidental (obligados a cultivar sus tradiciones particulares). Creo que los argentinos, los sudamericanos, en general podemos manejar todos los temas europeos, manejarlos sin supersticiones, con una irreverencia que puede tener, y ya tiene, consecuencias afortunadas"[vi].

Como señala Roudinesco, los pioneros retoman a su manera "el utopismo mesiánico del grupo vienés" (Roudinesco, 2001), como un proyecto cultural iluminista, liberador, cuyo horizonte es la transformación de las relaciones individuales y sociales. Su espíritu y su dinámica combina la de la asociación profesional con la del grupo de vanguardia moderno?- artístico o político.

El avance del fascismo y la guerra en Europa alientan la ilusión de una nueva capital, sudamericana, para el psicoanálisis. Los pioneros se sueñan, por momentos, como una especie de brigada internacional embarcada en un rescate del fuego sagrado freudiano. Es por ello que, pese a ser autores destacados, y a promover conjuntamente, por ejemplo, una muy original investigación acerca de la técnica analítica (en la que el descubrimiento y teorización de la contra-transferencia en 1949 por Heinrich Racker marca un hito), no buscaron construir una nueva Escuela Nacional. Sino que apostaron a inaugurar y animar un movimiento. Esto los lleva a asumir un rol pionero a nivel continental, a expandir el psicoanálisis al resto de Latinoamérica, impulsando su implantación y desarrollo en varios países: así como luego la construcción de una Federación latinoamericana?- en lugar de reproducir el esquema centro-periferia, típico de la expansión colonialista de las Escuelas post-freudianas. Su legado fundacional es esa pasión instituyente y su matriz pluralista.

La renovación: del campo analítico y de su politización

La evolución institucional y el advenimiento de la siguiente va a traer conflictos y cambios en la APA. La década del 50 ve crecer el interés por los aportes de Melanie Klein (sus discípulos, como H. Segal, W. Bion, son invitados) hasta devenir un discurso hegemónico. Esquemáticamente puede decirse que la "segunda generación" se divide entre dos tendencias principales.

Una tendencia kleiniana ortodoxa, que deviene cada vez más dogmática, que se enfrenta a los pioneros en nombre de la pureza y el rigor británicos, y que a comienzos de los años 60 deviene una elite burocrática que domina una formación de excelencia, pero verticalista. Su núcleo duro se identifica con la enseñanza de Donald Meltzer (quien está en plena etapa "purista", en la que por ejemplo sostiene que los consultorios deben ser inmaculadamente blancos, sin rastros de la subjetividad del analista). Entre sus figuras intelectuales más destacadas se hallan Leon Grinberg, Horacio Etchegoyen y David Liberman.

La otra tendencia es heterodoxa, y no participa directamente del poder institucional. Entre sus figuras van a destacarse, en los 60, Willy y Madé Baranger, Diego y Gillou García Reynoso, José Bleger?- todos muy amigos entre sí. Ellos, junto con otros con los que comparten la filiación "pichoniana", van a impulsar la revisión y superación del discurso kleiniano ortodoxo. Inicialmente su principal aporte, como ya dijimos, es la introducción de un pensamiento clínico "terciario"?- que procura superar la visión dualista, centrada en el par transferencia-contratransferencia?-, mediante la conceptualización original de la noción de "encuadre psicoanalítico"[vii] (J. Bleger) y del "campo analítico inter-subjetivo" (W. y M. Baranger). El proceso es re-definido a partir de esta dimensión tercera, producida por la singularidad de cada pareja analítica. Rompiendo con el mito de la pureza se interesan por los fenómenos político-ideológicos que atraviesan tanto las instituciones psi como la relación analítica, y que co-determinan la posición del analista. Plantean la incidencia de lo social sobre la situación analítica. Además promueven una renovación de la matriz pluralista: por ejemplo en el ya clásico libro Problemas del campo analítico (1969) de los Baranger, sus autores señalan como sus maestros a Freud, Klein y Lacan y destacan "el enriquecimiento del contacto personal con los dos últimos".

Sin embargo el cuestionamiento institucional más radical al dogmatismo y al autoritarismo del grupo kleiniano que dirige la APA no estará ligado a la "historia interna" sino a la "historia externa". Será realizado por razones políticas en 1970 por los grupos Plataforma y Documento. Lo componen unos 50 analistas, que incluyen a pioneros como Marie Langer, figuras destacados como E. Rodrigué y F. Ulloa, y jóvenes como A. Bauleo, H. Kesselman y E. Pavlovsky entre otros. Al calor de los movimientos de protesta en el país y el mundo, identificados con posiciones de izquierda radical, estos grupos desarrollan una crítica esencialmente ideológica de la APA: denuncian su estructura elitista y burocrática de poder, el (auto) aislamiento cientificista y pseudo-autosuficiente respecto de las otras disciplinas, el discurso conformista que hace de la "neutralidad analítica" un purismo "profesionalista", la censura política que mantiene a la institución al servicio del status-quo capitalista; reivindican la relación intrínseca del psicoanálisis con el pensamiento crítico, proponen el compromiso del analista con las luchas sociales, y proclaman la necesaria incorporación del psicoanálisis al proyecto revolucionario de una sociedad socialista.

El valor de la crítica[viii] del poder institucional y del discurso conservador se ve limitado por la rápida radicalización de los grupos que renuncian y salen de la apa/ipa en 1972. Esta dinámica aborta las posibilidades de un debate psicoanalítico amplio y profundo, y tiende a reducir a los protagonistas a definiciones políticas y a tomas de posición institucionales. José Bleger?- principal referente del marxismo psicoanalítico, y amigo de muchos de los que se van?- los critica diciendo que "abandonan el psicoanálisis, eligen la política". Para peor las tensiones políticas internas y el sectarismo hace que ambos grupos se auto-disuelvan en un par de años. De todos modos este movimiento contestatario transformará para siempre el campo del psicoanálisis (termina con el monopolio institucional de la apa, a la vez que favorece una profunda reforma de la misma) y el campo de la "salud mental".

Los psiquiatras y psicoanalistas politizados se nuclearon al final de los años 60 en la Federación Argentina de Psiquiatras orientados a participar en el agitado campo social como "trabajadores de la salud mental". Los analistas de PyD crearon el Centro de Docencia de la FAP que impulsó el establecimiento de un "paradigma pluralista" en la formación de los psicoanalistas (primera fuera de APA), que incluía junto a Freud a los pensadores pos-freudianos y los autores argentinos originales; que enseñaba la técnica analítica clásica junto a las psicoterapias individuales y grupales. Además procuraba re-establecer los puentes del psicoanálisis con las ciencias humanas y la filosofía con énfasis en el marxismo. Las primeras camadas egresadas de la?- recientemente creada?- Facultad de Psicología de la uba, a las que la apa todavía niega el acceso, se acercan al Centro de Docencia.

Es una época de plena efervescencia intelectual y no existe una homogeneidad teórica en estos grupos, aunque un cierto freudo-marxismo tiñe sus escritos. Gran parte de los escritos conservan las referencias kleinianas (M. Langer, E. Rodrigué, Bauleo), pero ya se destacan autores freudianos, influidos por el psicoanálisis francés (G. García Reinoso, H. Bleichmar, R. Paz). Un libro representativo de este momento es Freud y los límites del individualismo burgués (1972), de Leon Rozitchner.

En la apa la salida de Plataforma y Documento provoca una crisis interna que resultará en una profunda renovación democrática. Una corriente liderada por Willy y Madé Baranger junto a Jorge Mom, y apoyada por los pioneros freudianos como Garma y Rascovsky, consigue desplazar al grupo kleiniano militante y realizar?- retomando y reformulando varias de las ideas del grupo Documento?- una reforma pluralista[ix]. En lo institucional consigue acabar con las normas elitistas y autoritarias que otorgaban al selecto grupo de analistas didactas el monopolio de los seminarios y los análisis de formación, así como el poder de auto-regularse como una casta. En lo científico combina la idea de una recuperación del espíritu pluralista fundacional, junto con la reivindicación de un "retorno a Freud"?- que valora la enseñanza de Lacan pero sin dogmatismo ni exclusividad.

Retornos a Freud: lacanismo vs poslacanismo

A fines de los 60 comienza la difusión de la enseñanza de Lacan en Argentina. A inicios de los 70 ya pueden distinguirse nuevamente dos tendencias: una es típicamente lacaniana, se identifica con la figura y el discurso del Maestro, deviene rápidamente dogmática. Su principal representante es el filósofo Oscar Masotta, que funda la primera institución lacaniana sudamericana, a la que hace bendecir por el propio Lacan. En una línea próxima pero no-institucional se encuentra Raul Sciarreta, influyente filósofo que realiza una lectura rigurosa articulando a Lacan con Althusser.

La otra tendencia renueva la tradición freudiana sin devenir lacaniana, y posee una singular relación con la constelación poslacaniana francesa?- compuesta por los primeros y principales discipulos de Lacan que rompen con él durante los años 60: Laplanche, Aulagnier, Anzieu, Green, entre otros?- cuyos trabajos se publican entonces en simultáneo con los de Lacan. Por ejemplo en 1971 son traducidos los Escritos de Lacan y el Vocabulario de Laplanche y Pontalis?- que marca el alejamiento intelectual de sus autores respecto de su maestro.

Lo que propuse entender como el poslacanismo argentino[x] emerge de la convergencia de los trabajos de analistas destacados del ala freudiana renovadora de la APA con los de colegas (especialmente algunos jóvenes) y los "referentes freudianos" de los grupos de Plataforma y Documento. Por ejemplo Willy Baranger organiza las visitas a Buenos Aires de Maud y Octave Mannonni (1973), de S. Leclaire (1974), y André Green (1975) (y en los 80 de Piera Aulagnier). Otro ejemplo es el libro La depresión (1974) de Hugo Bleichmar?- docente del cdi de la fap?- como integra el conocimiento de la obra de Lacan a un pensamiento freudiano pluralista que lo articula con la obra de los pos-lacanianos franceses y de los autores argentinos.

El golpe militar de 1976 instaura el terrorismo de estado en el país. Tendrá múltiples consecuencias directas e indirectas sobre el campo analítico, que se atomiza bajo la violencia y la vigilancia represiva. Se destruyen sistemáticamente los procesos de reforma en el campo de la salud mental. Se cierra y luego interviene la Facultad de Psicología. Se persigue?- incluso con secuestros, torturas y asesinatos a psicologos y psicoanalistas. Se fuerza al exilio a muchos analistas, incluida la mayoría de los miembros (y seguidores) de Plataforma y Documento. Otros optan por un "exilio interno". Los analistas se retiran al ámbito privado y las instituciones realizan una retracción defensiva.

"El fascismo de estos años"?- escribe Eduardo Pavlovsky en 1983[xi]?- "se encargó de borrar de las universidades estos textos cuestionadores (Cuestionamos I y II). Un purismo cientificista y a-histórico invadió la enseñanza en estos años. Un neutralismo vergonzante anuló la posibilidad transformadora y revolucionaria del psicoanálisis. Se lo aquietó en discusiones bizantinas. Se lo complicó más que nunca. Se lo adormiló en su función de cuestionamiento social. Se lo aristocratizó. Se lo derechizó. Se lo lacanizó".

Paradójicamente, o no, el lacanismo va a expandirse y consolidar su hegemonía en esta etapa, en la que ocupa los lugares institucionales "vacantes" (en hospitales, servicios de salud mental, y especialmente universidades, etc.) y difunde un discurso que racionaliza y se sobre-adapta a las condiciones de la censura: un dialecto hermético y sofisticado que erradica las referencias "peligrosas" ("trabajador de salud mental", "compromiso político", etc.). No es directamente colaboracionista con la política de la dictadura, pero su discurso y sus posiciones resultan complementarias. La clave de su convergencia es su carácter despolitizador.

Aunque en su origen la lectura de los Escritos se combina con la recepción del pensamiento crítico estructuralista?- (especialmente Althusser) el lacanismo argentino realiza una torsión anti-política y se aliena en la teoría. Su discurso rechaza y destierra toda noción de "compromiso" (tanto político como terapéutico): al que denigra como propio de "las almas bellas" (Lacan). La crítica de Lacan a los estudiantes rebeldes del mayo francés y al discurso revolucionario ("la revolución es el retorno al mismo lugar") es también usado contra quienes se interesan por cambiar la realidad argentina. Una suerte de "cinismo obligatorio" se cristaliza como ideología subyacente en la militancia lacaniana contra el freudo-marxismo. "Eso no es psicoanálisis" se vuelve el latiguillo que des-legitima toda variación o extensión del método analítico.

La crítica del furor curandi se extrema y?- en su rechazo del interés por "las transformaciones" individuales y sociales?- se condensa en el slogan: "el psicoanálisis no cura". En las instituciones de salud mental los lacanianos participan (y con su discurso legitiman) el desmantelamiento del paradigma comunitario e interdisciplinario de la salud mental, y descartan todo tratamiento que no sea individual?- argumentando que "eso no es psicoanálisis". Rematan con la máxima: "la psicoterapia lleva a lo peor" (Lacan). Teorizan las virtudes del corte de la sesión y del silencio del analista al mismo tiempo que la dictadura promueve la consigna: "el silencio es salud". Tato Pavlovsky habla de la "subjetividad canalla" producida por el terrorismo de estado. Incluye en la crítica a cierto lacanismo que?- para futura verguenza de algunos de sus adherentes?- teoriza "los goces del torturado y el torturador"[xii].

Por otra parte hubo quienes continuaron de diversas maneras la tradición comprometida, dentro y fuera del país, en la semi-clandestinidad y el exilio. El terrorismo de estado produjo una verdadera "diáspora del psicoanálisis argentino" (Roudinesco) que a su manera renovó la experiencia de los pioneros. Numerosos analistas protagonizaron la fundación de diversos proyectos institucionales, a la vez que dinamizaron y enriquecieron cientificamente los medios culturales y analíticos a los que llegaron: por ejemplo en Caracas (L. Hornstein, M. Goldemberg), Mexico (M. Langer, S. Bleichmar), Madrid (J. Spilka, Kesselman, H. Bleichmar, L. Grinberg), Barcelona (Massotta, V. Varemblitt), París (J. D. Nasio, H. Faimberg, S. Resnik), Venecia (A. Bauleo), Salvador (E. Rodrigué, F. Ulloa), Río de Janeiro (G. Baremblitt), y claro, San Pablo, donde co-fundaron el curso de psicoanálisis en Sedes.

La reconfiguración contemporánea de la matriz pluralista
La revista Zona Erógena

El re-establecimiento de la democracia a fines de 1983 abrió un proceso de recomposición del campo analítico. En 1989 siendo todavía estudiante y ex-dirigente universitario de izquierda, conseguí apoyo de la Facultad de Psicología (UBA) para fundar Zona Erógena, "revista abierta de psicoanálisis y pensamiento contemporáneo". Para sorpresa de todos tuvo un éxito inmediato (agotó tres tiradas seguidas de 1000 ejemplares) y un impacto duradero hasta su último numero (el 49) en 2001.

Tal y como hoy se consigna en numerosas tesis de maestría y doctorado la revista llegó a jugar un rol importante, a marcar una época: la de la convergencia de las distintas vertientes anti-dogmáticas del movimiento analítico; la del re-lanzamiento y despliegue de la corriente poslacaniana argentina, impulsada por nuevos autores. Promovió y presentó la re-configuración de la matriz freudiana pluralista, en sintonía con nuevas problemáticas, asumiendo el proyecto de un psicoanálisis contemporáneo.

El primer desafío fue crear una nueva red de autores superando la fragmentación provocada por la dictadura. Convocamos a todos los que aceptaban problematizar desde el psicoanálisis el malestar cultural en el capitalismo periférico?- empezando por el malestar en nuestro propio campo. Sin disimular nuestra afiliación con la tradición de la izquierda psicoanalítica conseguimos convocar a los autores más destacados de las distintas corrientes y generaciones?- casi todos los citados en las líneas precedentes. Simultáneamente la revista estableció puentes con los principales autores extranjeros, especialmente los poslacanianos franceses?- entonces en plena producción de sus obras de madurez?- que fueron contribuyendo regularmente, y cuyos escritos llegamos a traducir muchas veces antes de su publicación en francés.

Zona tuvo tres interlocutores y colaboradores principales: Rafael Paz, Luis Hornstein y especialmente Silvia Bleichmar (la autora más veces publicada). Con ellos proyectamos juntos la recuperación del legado freudiano pluralista en su vertiente comprometida y la renovación del programa poslacaniano. Para lo primero Silvia formuló su idea programática de "sostener los paradigmas y desprenderse del lastre". Para lo segundo Luis Hornstein aportó la consigna "ni sin Lacan ni sólo Lacan". Rafael Paz produjo una re-elaboración de la teoría del campo analítico profundizando el papel de lo social?- en la constitución subjetiva, la dinámica del campo y la reformulación de la técnica.

Posiblemente la producción teórica más significativa de la revista?- que protagonizaron "nuestros" tres autores con la colaboración de muchos otros?- fue en torno a la cuestión de la historia en psicoanálisis, en su multiplicidad de niveles convergentes: extraer de los textos sociales de Freud una metapsicología que elucide la co-determinación de lo social sobre lo psíquico (Paz); revisar y profundizar la noción de "nachtraglheit" (distinguiendo las nociones de "a-posteriori" y de "re-significación") para conceptualizar la temporalidad compleja del psiquismo (heterocronía según Green); dar cuenta de los tiempos reales de constitución del psiquismo (para superar los tiempos "míticos" del modelo estructuralista) para poder trabajar lo traumático como experiencia histórica no simbolizada (Bleichmar); desarrollar la "historización simbolizante" (Hornstein) como eje de la cura analítica; concebir junto a la repetición la dimensión "poietica" (Castoriadis) de la psique, la emergencia de lo nuevo (Hornstein) o neogenesis (Bleichmar) para pensar el proceso analítico como heterogénesis (Urribarri). Todos estas elaboraciones convergieron a su vez en torno a uno de los ejes principales de la revista: "el retorno a la clínica".

En noviembre de 2001 apareció el que sería el ultimo numero, el único que fue temático: "El Poslacanismo?- el psicoanalisis argentino contemporáneo". En mi ensayo introductorio propuse una lectura de la originalidad de la corriente poslacaniana argentina (de su diálogo con, y su autonomía respecto de, la corriente francesa) y de su papel como una de las fuentes del movimiento psicoanalítico contemporáneo.

Dada su vigencia, para terminar, me gustaría citar el modo en que aquel número sintetiza los 5 ejes de la nueva matriz contemporánea, a la que propone como brújula para la investigación y producción futuras:

a) Una lectura renovada de Freud, que vuelva a valorar la metapsicología y el método freudiano como fundamentos del psicoanálisis; b) Una apropiación crítica y creativa de los principales aportes postfreudianos, acompañado de un diálogo con los autores contemporáneos de diversas corrientes; c) Una extensión del campo clínico psicoanalítico que incluye "de derecho" (y no sólo "de hecho") la práctica con encuadres específicos para los casos no neuróticos; d) Un puente con el pensamiento crítico contemporáneo: desde la epistemología compleja (Morin, Atlan) hasta la teoría social (Castoriadis, Foucault, Agamben, Jameson); e e) El restablecimiento del "Vocabulario freudiano" como lingua franca?- para superar la "babelización" post-freudiana.

Una última palabra para decir que esta es justamente la matriz que encuentro en Percurso, uno de cuyos méritos es ponerla a trabajar de un modo tan singular como productivo.


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Percurso é uma revista semestral de psicanálise, editada em São Paulo pelo Departamento de Psicanálise do Instituto Sedes Sapientiae desde 1988.
 
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